A 46 años del inicio de la última dictadura militar corporativa concentrada y genocida y a 39 años del regreso de la vida política en el marco de las reglas de la democracia la sociedad argentina continúa sosteniendo el proceso permanente del ejercicio de Memoria, Verdad y Justicia.
El “Nunca Más” que nuestra sociedad mantiene desde los tiempos postdictatoriales resuenan una y otra vez, y dotan de actualidad y significado a la conmemoración del 24 de Marzo como el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y Justicia. Frente a los embates negacionistas del proceso genocida por parte de variados actores y contra lógicas desigualadoras se potencian los sentidos de las luchas y resistencias colectivas que movilizan a nuestro país.
En un contexto de profundas incertidumbres a nivel global, con una sociedad golpeada por los impactos de la pandemia que asoló a todo el planeta y aún continúa con diversos efectos, con situaciones de conflictos armados que tensan la paz internacional, y en un país atravesado por problemas socioeconómicos y condiciones de marcada desigualdad, se tornan imperantes los valores de los Derechos Humanos como horizonte de sentido colectivo a profundizar.
Se plantea entonces en este marco el respeto irrestricto del conjunto de los DDHH (tanto civiles y políticos, como económicos, sociales, culturales y ambientales) como base para la convivencia colectiva en democracia, regulando el uso de la violencia y asegurando el respeto a la Vida. Por todo esto desde nuestra Universidad seguimos plantando Memoria, educamos para no olvidar y comprender los complejos procesos históricos societales, acompañamos los reclamos por lxs 30000 compañerxs desaparecidxs y a la vez, ejercemos el compromiso de formar para concretar y profundizar los valores de igualdad, libertad, justicia social.
Intervención político-cultural como acto de reparación del proceso de Memoria, Verdad y Justicia en Argentina
Durante la gestión del gobierno nacional de Cambiemos (2015-2019) se llevó a cabo una intervención simbólica-político cultural que buscó alterar las interpretaciones consensuadas por amplios sectores de la población en torno al proceso de Memoria, Verdad y Justicia. Desde el Ministerio de Cultura de Nación se reeditó una publicación (del mismo organismo, que realizara la gestión kirchnerista hacia el año 2007 como parte del Programa Libros y Casas) con textos seleccionados del Informe del “Nunca Más” (publicado originalmente por la CONADEP).
En el año 2006, a 30 años del inicio de la última dictadura cívico militar genocida o dictadura militar corporativa concentrada, la Secretaría de Derechos Humanos de Nación había realizado un segundo prólogo firmado por su Secretario, el Dr. Eduardo Luis Duhalde. Allí se señala que este último proceso dictatorial implementó un accionar de terrorismo estatal y una intervención genocida sobre ciertos grupos sociales particulares (militantes sociales y políticos, delegados sindicales, obrerxs, miembros de partidos políticos, estudiantes, docentes, profesionales, entre otres). Derribaba entonces una teoría interpretativa que se derivaba de la primera edición del Informe de la Comisión Nacional de Desaparición de Personas (CONADEP) que fuera encargado por el presidente Alfonsín al escritor Ernesto Sábato y otras figuras del campo cultural y político entre los años 1984-85. Allí se sostenía que había sucedido una suerte de guerra entre dos sectores (uno integrado por fuerzas armadas político-populares y “subversivas” y el otro por el aparato represivo del Estado) que habían alterado los destinos de la democracia y el respeto por la vida. Se construía así una “Teoría de los dos Demonios”, que habilitaba también las menciones a una suerte de “guerra sucia” que había derivado en la muerte y desaparición de unas 8000 personas.
Esta versión de la historia construida en el período postdictatorial durante la transición democrática se sostuvo muchos años hasta que fuera oficialmente cambiada por nuevas interpretaciones, elaboradas colectivamente desde un largo y profundo debate público promovido por organismos de DDHH y diversos actores sociales, refrendadas y legitimadas por el Estado argentino luego del 2003, en pleno siglo XXI. Aquí se dejó en claro que no había existido un proceso de confrontación y guerra entre dos demonios sino que había sucedido un proceso de exterminio y genocidio desde el accionar de un Terrorismo del Estado contra grupos específicos y desde allí amedrentando y disciplinando a la sociedad toda.
Ahora bien, como se ha señalado, la gestión del gobierno cambiemita reimprimió esta primera selección del libro “Nunca Más” pero la alteró, quitando las primeras 30 páginas de dicha edición, donde además de un texto introductorio al material de lectura contaba con el segundo Prólogo del 2006 realizado a los 30 años del golpe de facto genocida. Esta operación política cultural sobre los acuerdos en torno a la Memoria colectiva se sumó a otras acciones de la esa gestión estatal, que fueron librando también desde la Secretaría de DDHH a cargo del Dr. Avruj, con discursos de varios funcionarios y hasta del mismo presidente Macri donde se negaba el número de 30000 personas desaparecidas mientras se afirmaba la existencia de una “guerra sucia” y por ende se retomaba la “Teoría de los Dos Demonios” para interpretar y explicar lo sucedido en ese pasado reciente, procurando así modificar las acciones del Estado en el presente y la alteración de las Políticas Públicas por la Memoria, Verdad y Justicia.
Se debe señalar que hacia finales del año 2019 la UNAJ logró tomar contacto y solicitar la entrega de una gran cantidad de estos libros dado que estaban por ser decomisados. Con ese rescate de estos libros del “Nuca Más” se buscó resguardar un material valioso para la Memoria de toda la sociedad. Pero a la vez, como parte del proceso educativo desde la perspectiva de DDHH que una Universidad debe llevar adelante, se impone un acto reparatorio del proceso colectivo que intentó ser desactivado y alterado en el campo de las disputas ideológicas políticas que son parte del a conflictividad que se sostiene en la sociedad. La versión negacionista de la historia reciente debe ser revisada y transformada en pos de garantizar el núcleo de sentido de los Derechos Humanos y la defensa de la Vida que el Pueblo Argentino supo conquistar no sin arduas luchas.
Por todo esto, la UNAJ, en este acto por el Dia Nacional de la Memoria, por la Verdad y la Justicia que se puso en marcha en tiempos de transición post-pandémica con un gran encuentro de la comunidad universitaria de modo presencial, realizó una nueva intervención político simbólica-cultural de recuperación del segundo Prólogo del 2006. Con firme convicción y compromiso con el respeto, defensa y promoción de los DDHH se insertó este texto fundamental junto a la anterior edición reformada de corte ideológico negacionista del proceso genocida dictatorial. Se busca sostener así, desde nuestra institución de Educación Superior, un aporte a la construcción colectiva y multiactoral como parte del compromiso de producción de conocimientos, formación, vinculación y transmisión intergeneracional de los procesos de Memoria en busca permanente de la Verdad y la Justicia, bases clave para la efectivización de los DDHH y la realización de una sociedad democrática justa, libre, igualitaria, plural e intercultural.
24 de Marzo de 2022
PROGRAMA DE DDHH UNAJ
DIRECCION DE GENEROS, DIVERSIDAD Y DDHH UNAJ
PRÓLOGO DEL “NUNCA MÁS”
EDICIÓN DEL 30 ANIVERSARIO DEL GOLPE DE ESTADO
Nuestro país está viviendo un momento histórico en el ámbito de los derechos humanos, treinta años después del golpe de Estado que instauró la más sangrienta dictadura militar de nuestra historia. Esta circunstancia excepcional es el resultado de la confluencia entre la decisión política del gobierno nacional que ha hecho de los derechos humanos el pilar fundamental de las políticas públicas y las inclaudicables exigencias de verdad, justicia y memoria mantenidas por nuestro pueblo a lo largo de las últimas tres décadas.
A partir del restablecimiento de las instituciones constitucionales el 10 de diciembre de 1983 hubo grandes hitos como el informe de la CONADEP que hoy vuelve a reeditarse y el juicio a los integrantes de las tres primeras juntas militares, entre otros procesos judiciales. Hubo también pronunciados retrocesos como las llamadas leyes de “punto final” y de “obediencia debida” y los indultos presidenciales a condenados y procesados por la justicia federal.
Las exigencias de verdad, justicia y memoria están hoy instaladas como demandas centrales de vastos sectores sociales. Como lo afirmaban las Madres de Plaza de Mayo ya bajo la dictadura militar, cuando planteaban los dilemas de la verdadera reconciliación nacional, “el silencio no será una respuesta ni el tiempo cerrará las heridas”.
Por ello recordar el pasado reciente con la reedición del NUNCA MÁS este año del 30 Aniversario del golpe de Estado de 1976, tiene un significado particular cuando a instancias del Poder Ejecutivo, el Congreso ha anulado las leyes de impunidad y una Corte Suprema renovada las ha declarado inconstitucionales y ha confirmado el carácter imprescriptible de los crímenes de lesa humanidad.
Reafirmar el valor de la ética y de los derechos humanos en la profunda crisis heredada de la dictadura militar y de las políticas neoliberales no es una retórica declaración de principios en la Argentina posterior a los estallidos sociales de diciembre de 2001. Se trata de afianzar la ética de la responsabilidad en todos los órdenes de la actividad pública y la única manera de otorgar a las políticas públicas un contenido de justicia real y concreto.
Hace dos años, el 24 de marzo de 2004, se firmó en el predio de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) el Acuerdo para establecer el Espacio de la Memoria entre el Gobierno Nacional y el de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que puso fin de manera simbólica a cualquier intento de justificación de los crímenes de lesa humanidad cometidos por el terrorismo de Estado
Es preciso dejar claramente establecido -porque lo requiere la construcción del futuro sobre bases firmes- que es inaceptable pretender justificar el terrorismo de Estado como una suerte de juego de violencias contrapuestas, como si fuera posible buscar una simetría justificatoria en la acción de particulares frente al apartamiento de los fines propios de la Nación y del Estado que son irrenunciables.
Por otra parte, el terrorismo de Estado fue desencadenado de manera masiva y sistemática por la Junta Militar a partir del 24 de marzo de 1976, cuando no existían desafíos estratégicos de seguridad para el statu quo, porque la guerrilla ya había sido derrotada militarmente. La dictadura se propuso imponer un sistema económico de tipo neoliberal y arrasar con las conquistas sociales de muchas décadas, que la resistencia popular impedía fueran conculcadas. La pedagogía del terror convirtió a los militares golpistas en señores de la vida y la muerte de todos los habitantes del país. En la aplicación de estas políticas, con la finalidad de evitar el resurgimiento de los movimientos políticos y sociales, la dictadura hizo desaparecer a 30.000 personas, conforme a la doctrina de la seguridad nacional, al servicio del privilegio y de intereses extranacionales. Disciplinar a la sociedad ahogando en sangre toda disidencia o contestación fue su propósito manifiesto. Obreros, dirigentes de comisiones internas de fábricas, sindicalistas, periodistas, abogados, psicólogos, profesores universitarios, docentes, estudiantes, niños, jóvenes, hombres y mujeres de todas las edades y estamentos sociales fueron su blanco. Los testimonios y la documentación recogidos en el NUNCA MÁS son un testimonio hoy más vigente que nunca de esa tragedia.
Es responsabilidad de las instituciones constitucionales de la República el recuerdo permanente de esta cruel etapa de la historia argentina como ejercicio colectivo de la memoria con el fin de enseñar a las actuales y futuras generaciones las consecuencias irreparables que trae aparejada la sustitución del Estado de Derecho por la aplicación de la violencia ilegal por quienes ejercen el poder del Estado, para evitar que el olvido sea caldo de cultivo de su futura repetición.
La enseñanza de la historia no encuentra sustento en el odio o en la división en bandos enfrentados del pueblo argentino, sino que por el contrario busca unir a la sociedad tras las banderas de la justicia, la verdad y la memoria en defensa de los derechos humanos, la democracia y el orden republicano.
Actualmente tenemos por delante la inmensa tarea de revertir una situación de impunidad y de injusticia social, lo que supone vencer la hostilidad de poderosos sectores que con su complicidad de ayer y de hoy con el terrorismo de Estado y las políticas neoliberales la hicieron posible. Por ello al mismo tiempo nos interpelan los grandes desafíos de continuar haciendo de la Argentina, frente a esas fuertes resistencias, no sólo un país más democrático y menos autoritario, sino también más igualitario y más equitativo.
El NUNCA MÁS del Estado y de la sociedad argentina debe dirigirse tanto a los crímenes del terrorismo de Estado -la desaparición forzada, la apropiación de niños, los asesinatos y la tortura- como a las injusticias sociales que son una afrenta a la dignidad humana.
El NUNCA MÁS es un vasto programa a realizar por el Estado nacional, por las provincias y municipios y por la sociedad argentina en su conjunto, si queremos construir una Nación realmente integrada y un país más justo y más humano para todos.
Marzo 2006
SECRETARÍA DE DERECHOS HUMANOS DE LA NACIÓN